La pequeña luz de una vela que acaricia la soledad de un ambiente, y lo engalana con su magia de formas y colores.
 

Los cubos portavelas están realizados en madera y decorados con tintas, láminas y texturas naturales, y recubiertos de cera de abejas, con la técnica encáustica, que les otorgan una terminación especial, mágica y sorprendente.

La encáustica –palabra derivada del griego enkaustikos, que significa “grabar a fuego”- es una técnica empleada por primera vez por los egipcios del siglo I en los retratos de las tumbas funerarias y se usó también en las pinturas murales de Roma y Pompeya.

En la encáustica se aplica una mezcla fundida de cera de abejas y resina, a la que se agregan pigmentos. Esta mezcla de cera tiene propiedades ópticas y químicas similares a las de los barnices, dando un brillo y saturación de color excepcional a la pieza que recubre.

No huele, tarda unos minutos para secar y endurece en algunas semanas. El acabado es cálido y brillante, similar al de la piel y no necesita la protección de un vidrio para su exhibición.

Se recomienda no exponer la pieza a altas temperaturas, sobre una estufa o al sol directo. Utilizar un paño muy suave o media de nylon limpiar el polvo y darle lustre.